Muchos proyectos de innovación educativa nacen de la iniciativa de un profesor que ha rediseñado el espacio físico de su aula. Para empezar, y que no se dispare el presupuesto, es posible seguir una serie de sencillas pautas:
1. Ordena las mesas en equipos: es una de las primeras normas a seguir —las mesas en hilera han perdido su sentido—, ya que permite potenciar el aprendizaje cooperativo y colaborativo.
2. Las paredes son pizarras: apuesta por el vinilo adhesivo o por la pintura de efecto pizarra para extender las posibilidades de la pared y crear un gran espacio donde los alumnos pueden escribir, dibujar, proyectar, decorar.
3. Aprovecha todos los espacios: puedes dejar un hueco libre entre la nueva pizarra y el techo para poner frases optimistas, lemas escolares, las normas del aula diseñadas por los propios alumnos…
4. Abre una ventana digital: con una pantalla, una pizarra digital o una simple pared en la que se proyecte la dimensión digital del aula.
5. Descentra el foco de atención: ponle ruedas a tu mesa y minimiza tu espacio; es importante moverse entre los alumnos y centrar el foco de aprendizaje sobre cada grupo y cada persona.
6. ‘Conquista’ los pasillos: se pueden organizar algunas actividades, como mostrar los trabajos de los alumnos, exposiciones…
7. Las ventanas también pintan: el alumnado puede utilizarlas para crear mapas mentales…
8. Crea tendederos: con finas cuerdas y unas pinzas para colgar imágenes y trabajos de los alumnos.
9. Cuida la iluminación: muchas aulas cuentan con luces fluorescentes que iluminan de forma no adecuada. La intensidad y el efecto lumínico mejoran cuando se cubren con sábanas o telas en tonos blancos o sepias muy claros.
10. Involucra a los alumnos en el proceso: puedes apoyarte en ‘Design for change’, una organización que da voz al alumno para que participe en esta nueva escuela del siglo XXI.
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